Susana Lluna│Gente con escuela
Decía el principito que lo esencial es invisible a los ojos. Bien, pues esta afirmación podemos dejarla para los asuntos privados. En lo público, lo que no se ve, no existe. Así, sin paños calientes.
Si no eres visible en la red, no existes y si estás en la página 2 de Google, ni te cuento. Puedes ser la mejor data scientist o el mejor experto en big data pero si en una búsqueda rápida de internet no sale tu identidad, nadie va a creer que estás haciendo algo que merece la pena saber.
La reputación digital es un trabajo, sí. En eso estamos de acuerdo los dos. Hay que construir una historia personal potente, que se ajuste a la realidad -ojo con las expectativas y las realidades- y vestirla bien para posicionarla mejor.
Estar en el mercado laboral no es, como muchos piensan, el motivo por el que tenemos que aparecer guapos en la foto. Llevo ya unos cuantos años explicando la importancia de construir una identidad digital fuerte que explique claramente qué somos, qué hemos hecho en nuestra carrera profesional, cuáles son nuestras inquietudes y qué buscamos profesionalmente, tengamos un trabajo estable o estemos buscando un cambio profesional.
La privacidad a veces es un obstáculo al querer abrirse, a querer indexar. Me encuentro en las aulas a profesionales que se niegan, que no quieren que se sepa nada de lo que hacen, que no quieren ser encontrables. Y es un error. Porque no estar es un coste de oportunidad: en el lugar de tus palabras estarán las de otros.
Si has llegado hasta aquí, probablemente te haya convencido. Así que aquí van mis consejos para construir tu identidad
Lo primero es hacer un ejercicio periodístico. Quién soy, cómo soy, por qué soy así, desde cuándo y qué quiero contar de todo esto. Serían las 5W llevadas a una descripción personal porque hoy en día no solo cuenta lo que sabes hacer sino cómo lo haces y quién eres verdaderamente cuando lo haces. Un Dafo personal o la herramienta de generación de modelos de negocio, pero aplicada al entorno personal puede ayudarte.
No te quedes en lo superficial. Ni en el típico currículum de “esto he estudiado”, “esto hago”. Trata de ser un poco más generoso con el metaverso. Cuando lo tengas, elige en qué plataformas o redes vas a ser visible y a construir esa identidad, qué contenidos vas a publicar y para qué audiencias.
Esto no va de subir fotos y completar perfiles en redes sociales y ya está, sino que hay que pensar en bloques de contenidos y contribuciones que te representen y en los que puedas aportar o ser una voz experta. Piénsalo. Qué es eso que todos valoran de ti laboralmente. Solo así construirás una buena red de contactos -tan importante como el posicionamiento-.
Mi recomendación es que tengas, al menos, un perfil en LinkedIn, la red profesional por excelencia que, bien trabajada, da fantásticos resultados a nivel de reconocimiento de marca personal y de oportunidades de trabajo.
Intenta que la foto no sea de la última boda a la que fuiste ni la de tu último día en la montaña. Véndete bien en el titular y crea una sección que se llama “acerca de” donde puedas explicar tu trayectoria, tus logros y tus objetivos en tu carrera profesional.
Trata de emparejar el lenguaje y el relato al tipo de persona o profesional que eres. Esto suele dar buenos resultados. Por eso hacía hincapié en la foto de perfil. El truco es que pongas una fotografía que refleje exactamente la imagen que quieres dar cuando vas a una reunión que te importa, que no es lo mismo que una reunión importante (si eres capaz de distinguir el matiz, seguro que conseguirás construir algo genial).
Pero no solo la imagen que des con las fotos y la experiencia, con los estudios o las skills cuentan, sino que tu red va a ser un aval y por tanto un pilar fundamental de este trabajo para construir una identidad digital robusta.
¿Qué personas pueden ser interesantes para tu red? Piénsalo y ponte a buscarlas. El contenido que comparten y su posición pueden ser buenas pistas para decidirte a enviarles una solicitud de contacto. Cuando las encuentres, acuérdate de comentar, recomendar o compartir sus publicaciones; es la manera de decir “ey, estoy aquí y sigo tu contenido”.
Y ahora viene lo más difícil: saca tiempo para cuidar tu perfil. Comparte contenido de calidad, aunque no sea propio. Pero atrévete a generar, al menos, una vez al mes un artículo o un post sobre algo que realmente te mueva. Utiliza al menos 3 hashtags para lograr mayor alcance y contesta los comentarios que hagan en tus publicaciones.
Por último o en primer lugar (depende del susto o sorpresa que estés dispuesto a soportar de primeras) visita tu Social Selling Index en LinkedIn, un marcador de cómo va tu trabajo de identidad digital en esta red que te puede servir para saber en qué puntos has de poner más foco para conseguir mejores resultados. En mi opinión, cualquier profesional digital debería estar por encima de los 65 puntos.
¿Cómo lo ves? ¿Estás preparado? Búscame en Linkedin para más tips ? y cuéntame qué tal te fue con mis consejos.